Miscelánea Masturbatoria I

*La primera vez que me la hice con todas las de la ley, fue viendo un capítulo de Niña Bonita, en la que salía Ruddy Rodríguez pariendo y por detrás Luis José Santander le decía: “¡Puja, puja miamor, puja!”

*Los dibujantes no son los únicos capaces de hacerse la paja “a mano alzada”. Cualquiera puede practicarla de este modo mientras no roce la mano contra la barriga.

*Los fanáticos de ir al Club Uruguayo, hombre o mujeres, son más propensos a masturbarse que los asiduos a, por ejemplo, el Sarao. Las mujeres, porque ven demasiados chorizos con chimichurri. Los hombres, porque no hay nada más excitante que ver cachifas tratando de bailar melodías de arrabal.

*Mi pana Joaquín Ortega recibió premios internacionales por haber creado la técnica de hacerse la paja al estilo “Sillita de Rattan”, la cual consiste en colocar las manos extendidas una sobre otra, y meter el pipí en la trama creada con los dedos.

*¡Qué aberración la de los buenos modales en la cama! ¿O acaso no es desagradable escuchar: “¿Miamor, me concedes un fellatio?”… o “Querida, requiero darte con urgencia un cunnilingus”. No me jodan: guevo, cuca, verga, cochofla es lo que manda.

*¿Qué coño hace uno con el líquido ese que sale disparado al final de la paja? Cuando era chiquitico (nojoda, di la verdad, manganzón… lo haces todavía), me acababa en la mano izquierda y luego me la limpiaba en las esquinas del colchón. Si goteaba, y por ende manchaba el piso, y ante las quejas de mamá, yo le respondía que siempre se me caía el café con leche… O ella, tan inocente, siempre ha creído que lo acartonado de las sábanas se debe a exceso de almidón en el planchado.

Aguacatico, con 9 meses de no meter el palo