Cuando me lavo, una corriente de sensaciones tropicales invade cada instancia de ese misterioso paraíso inexplorado denominado mi cuerpo macizo: tierra fértil, plagada de terminaciones nerviosas que retumban entre la maleza púbica de mi cuchara, templada al calor de tu súbita aparición…anda, coloniza cada rincón, ven y poséyelo duro, que mi sed solo es aplacada por el amor fortísimo de un hombre calvo sin peluca.
Cuando me lavo, gotas se escurren entre mi loma de nargas…acércate, recorre mis colinas húmedas hasta encontrar la evaporante cueva de revoltosas contracciones involuntarias, junto al ojo mágico que tanto gustas de escupir…Bebe esta inagotable fuente de secreciones térmicas, sumerge tu mugre tamaño equino pura sangre en mi salitre hedor marimacho, y bautiza los barcos encallados dentro de las costas de mis tiernos muslos y ombligo moreno.
En nombre de Cristo crucificado, violenta a la persona detrás de la máscara… “Guevo, he ahí a tu cuca, y dale pa`lante como Oswaldo.”
1 comentario:
Te voy a decir algo: esta vaina es poesia pura! Nunca imaginé una erección clitórea tan involuntaria, tan cálida, tan húmeda, tan sabrosa! De verdad que la frase de los barcos encallados y la hediondez salitrosa despertaron en mi un morbo conocido pero apaciguado. Ya te amo... ya soy tuya.
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