lunes, 2 de julio de 2007

YO ME COGÍ A UNA MINI-POP


Corría el año 2003, cuando me cagué de la risa al enterarme de que el país había entrado en un 19no colapso nervioso por culpa de un paro nacional. Lejos de querer empujarme por ese coco todas las películas de TNT y calentarme ese culo en una cama, opté por invitar a salir a una sucia reportera que había conocido semanas antes en mi hábitat laboral.

Con desbocada pasión, me la llevé al León y le llené el buche de Cerveza Águila a 5 luca la lata. Ella, impresionada por mi avasallante personalidad, me empezó a jalar bola parejo y yo a quererle meter el pipí más rápido que inmediato.
Me las jugué todas para tal fin, y hasta copié algunas líneas de Tony Manero para intentar convencerla de que el guevo mío es como Vatel, que rinde más y gasta menos aceite.

La noche del éxito, la sucia reportera me hizo creer que en la cama era más ramera que Manuelita Sáenz. Nojoda... pura farsa chico. Qué verga con las mujeres que quieren impresionarte con habladeras de paja, y al final resultan ser puro caparazón de perra, en la que lo único que subyace es una idiota que aprendió a mamar guevo con Corky.

Y a ver, en pleno toqueteo riquicuro, descubrí que la desdichada me había mentido una y otra vez. Primero, no la tenía rapada sino tan peluda como Amalia Pérez Díaz en sus buenos tiempos. Pero yo como soy un varón, le eché diente a esa mierda y listo. Las cucas pelúas tienen el encanto de que puedes jugar a que tu lengua es un guardaparques perdido en el Ávila. Segundo, me confesó que era fanática de las posiciones imposibles. Nojoda, en el colchón del Hotel Rora, esa hija de puta no se movió ni una vez en dos horas que estuve sudándole el apellido. Mujer pajúa; más se mueve mi mamá jugando Sudoku.

Al final, cuando se lo tuve que sacar de tanta lloradera de mierda al confesarme que tenía no sé qué peo en los labios intra vaginales en las trompas del coñoesumadre, me quedé tranquilo, me fumé mi Astor Rojo de reglamento y empezamos a conversar... Lo único que pudo hacer para tapar y tratar de hacerme olvidar la cagaota que había puesto.

Y entonces llegó ese momento mágico, cuando me confesó:

-Mi bello, yo fui una Mini-Pop. Formé parte de ellos como por tres años a mediados de los ochenta, jijijiji...

No dije un coño. Última calada al cigarrillo y a la mierda. En las próximas veces que la penetrara, ya tendría chance de cojerla imaginándome que bailaba como todas esas miniputicas que luego fueron a parar al Club de los Tigritos a punta de perico y encamarse con los productores.

Dicen las lenguas que este honorable caballero hasta se iba a casar con esa puta. Menos mal que no. Ahora esa zorra trabaja en un canal escuálido en Puerto La Cruz, y sigue dándole cuca piche y seca a guevones incautos como uno, (igual que una amiga de ella que se llama Carla).

Qué de lecciones de vida: es que uno tiene que ver bien dónde mete el guevete.

Aguacatico Dávila Spósito
Tan bello y guapo como Regan McNeal

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bello pollastre!!! ¿Te acuerdas de la fiestica por allá montados en una quinta por el coño e'la madre que no se de quien coño era? ese día me meé dentro de un closet y allí estaban Carla y la Minipop y otro poco de becerros, y creo que hasta llegó Kike Vallés jalado hasta las metras. En esa época elmodio era la divisa. Salúd.

enemigomalo.

Anónimo dijo...

El odio, quise decir. Maldita fe de erratas.

Anónimo dijo...

madlita fiesta, no habia hielo ni cagna porq las muy putas fueron las q organizaron la fiesta... y lo unico q comimos fueron oreso y platanitos!!!...

maldita sea mil veces!!!

horas perdidas en la nada...

y uno que es un alcoholico decente...

creo q lo q salvo la noche fue irnos de madrugada a la belle...

ay Dios, "cuando yo era nigno...con mi corazon vole en una cometa q en mi almohada dibuje..."